jueves, 23 de mayo de 2013

Sensations.

Sensaciones... Las hay de muchos tipos, con muchos matices, las hay confusas, difusas, indefinidas y difuminadas. Las hay claras, concisas, inconfundibles, definitivas, para todos los gustos, para todas las situaciones. Suelen ir ligadas a sentimientos, a emociones y a momentos, más dulces, más amargos, más ácidos, más oscuros; memorables, indescriptibles, secretos, deplorables. Hay algo que tienen en común, son irrepetibles, inigualables en todos los aspectos, buenos o malos, son vividos, lúcidos, cada instante pasa y no vuelve, sin retorno, se desvanece en el olvido o queda en el recuerdo, como fue, efímero... Instantes dignos de recordar, momentos de vulnerabilidad, cercanía... sentir el calor que emana de la piel, sucumbir ante el roce, inundarte con una fragancia, perecer en una caricia, sumergirte en una mirada, recobrar el aliento con un beso y volver a empezar...
Así son la pasión y el deseo, fantásticos como las sensaciones que los acompañan, el sentir como penetran por cada poro, como traspasan tejidos, como se difunden por tu torrente sanguíneo y te invaden, tacto firme pero dulce, salvaje, sincero y ante todo, anhelado.
Si de algo estoy segura a día de hoy, es de que no existe sensación mejor que la que se siente al ver cómo desaparece el vacío ante tus ojos, ver como es sustituido, sentirte completa y poder permitirte el lujo de dejarte ir, de perderte por un instante, de abandonarte por un breve lapso de tiempo a un sentimiento. Que desaparezca todo sentimiento de culpa, de recelo, que se esfume la tristeza y el dolor comience a desdibujarse.
 En la mayor parte de los casos no existen palabras para describir con precisión como haces que me sienta en esos instantes, pero si hemos de reducirlo a su mínima expresión creo que la palabra es felicidad, puesto que sé que va más allá de simple pasión, que aunque en parte lo sea, no es únicamente deseo.

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